Desde el inicio del caso de Econoinvest, tanto la arbitraria e ilegal detención de sus directores, como la intervención y proceso de liquidación de esta empresa, me he preocupado por hacer un seguimiento de cerca de sus vicisitudes.
De ese seguimiento, a los fines de llamar la atención de las autoridades, he dejado constancia por escrito de las irregularidades jurídicas y administrativas que se han venido aflorando tanto en el proceso judicial penal como en la gestiones de los interventores que han sucedido en la dirección del proceso de intervención y liquidación.
Dejé constancia de los actos irregulares perpetrados por los iniciales interventores de Econoinvest, Nahunimar Castillo, Carlos Araujo y Orangel Godoy.
Incluso, los accionistas minoritarios, empleados y ahorristas alzaron la voz ante estos interventores descarriados, presentando por escrito denuncias ante la Fiscalía General de la República, la Contraloría General de la República y ante la propia Superintendencia Nacional de Valores. Denuncias que no pareciera generar mucha motivación de investigación en los referidos organismos. Pero sin duda, motivaron claramente al ministro Giordani a instruir un cambio inmediato de estos interventores, más aun, cuando la prensa se hizo eco de los desafueros económicos acometidos por los protegidos de Tomas Sánchez, actual presidente de la Superintendencia Nacional de Valores. Este último, se vio compelido a quitarlos del cargo y nombrar al enviado del ministro, el señor Víctor Moreira.
Con la incorporación de este nuevo personaje a esta triste historia de injusticias, humillaciones y corrupción de funcionarios públicos y abusos de poder, sentimos que podría haber un poco de esperanza y se lograra justicia para los ahorristas, empleados, accionistas minoritarios e incluso a la cultura, porque los anteriores interventores además decidieron convertirse en inefables carceleros de 45.000 libros de la Fundación para la Cultura Urbana.
Así, escribimos un artículo llamado "Rectificación en Econoinvest", dejando constancias de los avances que el nuevo y ahora, ex interventor de Econoinvest, Víctor Moreira, había alcanzado.
Víctor Moreira por razones personales, se retiró de sus funciones en Econoinvest, pero salió por la puerta grande y con mi más profunda admiración.
Víctor Moreira logro en 4 meses lo que Nahunimar Castillo, Carlos Araujo y Orangel Godoy, bajo la mirada complaciente de Tomas Sánchez, no hicieron en 18 meses de gestión. Pagó los ahorros, en la moneda correspondiente, a los 4.072 clientes, naturales y jurídicos, que tenían represado sus inversiones allí, sin que el Gobierno nacional tuviera que poner ni medio. Liberó de su absurdo encierro los 45.000 libros de la Fundación para la Cultura Urbana, los cuales podemos conseguir a precios extraordinarios en las librerías del país. Atendió, profesionalmente y sin humillaciones o "coimas", las peticiones de los empleados de retirar sus enseres personales; así como el pago de sus prestaciones, que despiadadamente fueron retenidos por los interventores anteriores.
Pero además, para que su sucesor no inventara mucho, dejo públicamente sentado que "después de cancelarle a todos los acreedores, la empresa sigue con un patrimonio sólido. De hecho, ahora la Superintendencia Nacional de Valores (Sunaval) debe crear un fideicomiso con los recursos que quedaron en la compañía. Se trata de un fondo millonario, pues solo en bienes se registran Bs. 100 millones… "La empresa, patrimonialmente, todavía quedó con mucho dinero y muchos activos".
Ahora la batuta la tiene un abogado de profesión, actual consultor jurídico de la SNV, Julio César Suárez, seguramente mano derecha de Tomas Sánchez, lo cual nos pone en alerta, por los antecedentes de los tres nefastos del patíbulo. La tarea de este nuevo liquidador es sencilla, no tiene que tomarse mucho tiempo. Debe pasar los activos, a saber: inmuebles, bolívares y dólares a un fideicomiso, para que de esta forma los accionistas y posibles acreedores que no hayan sido ubicados, puedan tener su patrimonio garantizado bajo esta figura. Frente a su actuación en Econoinvest, tengo fe que me tocará escribir un artículo similar a este y no en el tono que debí hacerlo con los tres anteriores.
Este artículo va para Víctor Moreira, que me recuerda una frase del presidente Chávez quien dijo que en su Gobierno existían funcionarios corruptos, que como vientos oscuros, movían los molinos corroídos de la corrupción. Pues bien esos vientos y molinos están identificados en este caso. La actuación de Moreira los hace más visibles, más claros, los dejan sin coartadas y le ponen al doctor Suárez un traje a la medida y un estándar de profesionalismo a emular. ¿Qué hará el Gobierno frente a ello? ¿Deja impune la corrupción y castiga la honestidad?
Jorge Luis Borges escribió "cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en el que el hombre sabe para siempre quién es". Son esos segundos, quizás 20, quizás menos o tal vez más, en la cual tomamos una decisión definitiva que nos da el carácter de quienes seremos para siempre. No creo que la actuación de Moreira en Econoinvest sea la que lo marcó. Fue mucho antes en su pasado. Pero ese momento, hizo que su actuación en Econoinvest fuera justa.
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