Por Hector Torres
El pasado jueves se llevó a cabo una de las veintitantas audiencias sobre el caso Econoinvest. Un número relativamente modesto que no dice el tortuoso camino en el que avanzan los cuatro directivos de esta casa de bolsa en la búsqueda de la justicia.
Camino lleno de audiencias suspendidas, jueces que prorrogan su detención de forma ilegal antes de abandonar el caso, celebraciones como el “Día del Juez” (no es un chiste) y cualquier cantidad de escollos adicionales. Acusar a corredores de bolsa, sin pruebas, de cualquier cosa (incluso de haber producido, con fines inconfesables, un aumento artificial del dólar y, por ende, de la inflación), es algo relativamente sencillo.
La terminología y fundamentos del negocio y la complejidad de sus operaciones, dificultan la comprensión de ese tema para cualquiera que no sea experto. Es decir: creer en esas acusaciones tiene un importante componente subjetivo: querer creer que, en efecto, los banqueros y corredores “deben ser” deshonestos por naturaleza. No podía ser más oportuno el término pre-juzgar, actuar con prejuicios. Lo difícil es hacer lo que están haciendo los cuatro amigos de Econoinvest: explicar al tribunal y al país la falsedad de esas acusaciones. Y en eso andan. Con el poder en contra, además. En la pasada audiencia (a las que asisto cada vez que puedo), promovieron la comparecencia de una figura fundamental y de gran autoridad para explicar el funcionamiento del Mercado de Valores: la Dra. Noris Aguirre. Su curriculum sobre el tema habla por sí solo.
No sólo es pionera en la materia en nuestro país, sino que además ha ejercido la presidencia de la Bolsa de Valores de Caracas, del Fondo de Garantía de Depósitos y Protección Bancaria (Fogade); y de la Caja Venezolana de Valores. Es decir, conoce el negocio desde todos sus ángulos.
Uno de los cargos que le imputan a la gente de Econoinvest (el otro es el subjetivo, arbitrario y casi esotérico de “agavillamiento”), es transacción ilegal de divisas. Es decir, que lo que hacía Econoinvest, supervisado por diversos entes del Estado, era ilegal: comercializar los llamados TICC (Títulos de Interés y Capital Cubierto).
Como parte de la estrategia de desmontar esa acusación, es que la defensa promovió la comparecencia en el juicio de la calificada opinión de Noris Aguirre, la cual terminó ofreciendo una impecable cátedra acerca de los mecanismos de estos títulos y del por qué operar con ellos era, no sólo absolutamente legal, sino la forma de adquisición de divisas que instrumentó el mismo gobierno para aliviar en el mercado la necesidad de esa moneda (para evitar que su demanda desmedida produjera, precisamente, una presión sobre su valor que lo condujera a un alza).
La Dra. Aguirre explicó que existen dos formas de adquirir divisas: sin control de cambio y con control de cambio. En el primer caso se compra la moneda extranjera en las cantidades que se desee mientras se pueda pagar su valor. En el segundo, cuya venta no es libre, se instrumentan mecanismos para su adquisición bajo ciertas condiciones. De eso se tratan los famosos TICC: de comercializar un título valor que se puedan transar tanto en bolívares como en dólares, como forma de hacerse de divisas: la gente los compra en bolívares y los vende en dólares,. Ese mecanismo no solo era legal, sino que era, en efecto, el promovido por el gobierno para adquirir divisas. Eso, supervisados por los entes gubernamentales, es lo que hacía Econoinvest.Eso es lo que la Fiscalía pretende hacer ver como una ilegalidad. Explicar eso, superando la enrevesada terminología técnica, ha sido el reto de la defensa. Reto que se ha ido logrando, ya que hasta alguien tan poco familiarizado con los términos bursátiles, como yo, ha terminado por entender.
Los de Econoinvest saldrán bien librados de ese reto. Con todo y lo arduo de defenderse de una mentira en condiciones adversas, ellos saben que esto es solo un escollo. Que la responsabilidad que tienen con quienes fueron sus empleados, clientes, y público que se benefició de sus talleres de promoción del ahorro y de las actividades de la Fundación para la Cultura Urbana, son suficientes motivo para salir de allí y seguir haciendo país. La cátedra de Noris Aguirre explicó técnicamente algo que sabemos los que conocemos a los de Econoinvest: la acusación que pesa sobre ellos es infundada.
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